La economista Angela Cortelezzi, integrante de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA), presentó un análisis del desempeño reciente y las perspectivas del sector agropecuario uruguayo en el marco de la difusión de la 33ª edición del Anuario de OPYPA, en un contexto internacional marcado por alta incertidumbre y tensiones comerciales.

Cortelezzi señaló que 2025 estuvo signado por “fuertes tensiones políticas a raíz de los anuncios de la administración de gobierno de Estados Unidos”, en particular por la imposición unilateral de aranceles desde abril. Este escenario dio lugar a lo que definió como una etapa de “interdependencia instrumentalizada”, donde los instrumentos económicos se utilizan con fines geopolíticos, afectando flujos comerciales, inversiones y financiamiento.

Según proyecciones del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento mundial se ubicaría en torno al 3,2% al cierre de 2025, con una desaceleración prevista para 2026. El comercio internacional crecería cerca de 3,6% este año, impulsado en parte por el adelantamiento de operaciones ante los anuncios arancelarios, aunque se espera una moderación más marcada en el próximo ejercicio.

Precios internacionales y tipo de cambio

La economista destacó el debilitamiento del dólar a nivel global durante 2025, tras casi una década de fortalecimiento, en línea con una estrategia explícita de Estados Unidos para mejorar su balanza comercial. En paralelo, los precios de los commodities mostraron una tendencia descendente, con una caída promedio acumulada de 9% entre enero y octubre, proyectándose un cierre anual cercano al 7% y un comportamiento similar para 2026.

En el caso de los bienes agrícolas, especialmente los cereales, la baja de precios contrastó con una evolución más favorable en carnes y lácteos, donde la demanda de mercados de alto valor permitió sostener mejores cotizaciones.

Economía uruguaya y rol del agro

A nivel nacional, Cortelezzi indicó que la economía uruguaya creció 2,3% en el acumulado enero-setiembre de 2025, con una contribución relevante del sector agropecuario, junto a la industria y el comercio. Desde el enfoque del gasto, se destacaron el consumo de los hogares y las exportaciones, con un rol sobresaliente de las cadenas agroindustriales.

La inflación se mantuvo dentro del rango meta por más de dos años, con expectativas en mínimos históricos, lo que permitió al Banco Central iniciar un proceso de baja de la tasa de interés de referencia. En materia cambiaria, el dólar acumuló una caída cercana al 10,3% entre enero y noviembre.

Exportaciones y desempeño por cadenas

Las exportaciones de bienes superarían los US$ 13.000 millones en 2025, de los cuales algo más de US$ 10.000 millones corresponderían a las cadenas agroindustriales. Dentro de ese total, el complejo cárnico, la celulosa, la soja y los lácteos concentrarían alrededor de US$ 7.800 millones.

La zafra 2024/25 se caracterizó por condiciones climáticas favorables, con cosechas récord y buena disponibilidad forrajera. En la agricultura, los altos rendimientos compensaron en parte la caída de precios, mientras que la pecuaria mostró una mejora de márgenes por mejores valores internacionales.

Perspectivas 2025-2026

Para 2025 se proyecta un crecimiento del valor agregado agropecuario de 1%, mejorando las estimaciones previas. En cambio, para 2026 se anticipa una caída cercana al 5,9%, explicada por menores niveles de actividad agrícola y pecuaria, precios internacionales más bajos y algunos costos al alza.

Cortelezzi subrayó que estas oscilaciones son propias de un sector expuesto a la variabilidad climática y de mercados, y remarcó la importancia de avanzar en una gestión más integral de los riesgos productivos, comerciales y climáticos, combinando herramientas tecnológicas, aseguramiento y políticas públicas.

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