El consumo total de carne por habitante en Uruguay alcanzó los 99,3 kilos per cápita, experimentando un incremento en 2024 y revirtiendo una tendencia a la baja que predominó desde 2018. Este aumento, representa un crecimiento de 5 kilos por habitante con respecto al año anterior y se calcula en base a los volúmenes de carne comercializados en el mercado interno, tanto de origen nacional como importado, sumada la faena predial, la cual representó un 62% del consumo en 2024, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Carnes (INAC).

Este repunte en el consumo total se explica principalmente por el aumento observado en las especies bovina y aviar. El consumo de carne bovina cerró el año 2024 en 48,3 kilos per cápita, registrando un aumento de 3 kilogramos respecto al año previo. Aunque esta cifra de 2024 está por debajo de los niveles observados entre 2015 y 2018 (cuando superaba los 52 kilogramos), marca una recuperación significativa.

Por su parte, la carne aviar se consolidó como la segunda más consumida, alcanzando los 25,5 kilos per cápita en 2024. Esta cifra constituye la más alta de la serie analizada desde 2015. La carne aviar había mostrado una trayectoria ascendente desde 2019, con un importante crecimiento en 2021, un leve descenso en 2023, pero revirtió esa tendencia en 2024 con un aumento de 1,5 kilogramos.

El consumo de carne porcina también contribuyó al incremento general, manteniendo una trayectoria ascendente en los años posteriores a la caída registrada en 2020. En 2024, el consumo de carne porcina llegó a los 22,9 kilogramos per cápita, un aumento de 0,9 kilos respecto a 2023. En contraste, el consumo de carne ovina experimentó un descenso de 0,4 kilos en 2024, ubicándose en 2,6 kilogramos per cápita, después de haber mostrado una expansión en 2022 y 2023.

Analizando el origen de la carne consumida, se observa que la mayor parte proviene de la producción nacional. No obstante, la participación de las importaciones en el consumo ha mostrado un crecimiento sostenido desde 2015, tendencia que se revirtió temporalmente en 2021. En los últimos años, el volumen de carne importada volvió a crecer, alcanzando una participación similar a la de 2020. En 2024, las importaciones representaron el 30,8% del volumen total, mientras que el origen nacional constituyó el 69,2%. La carne porcina se destaca por ser la única especie cuyo principal origen son las importaciones.

En cuanto al destino de la carne comercializada, en 2024, aproximadamente el 81% del total de carnes, tanto nacionales como importadas, tuvo como destino el abasto (consumo directo). Esta estructura se ha mantenido muy similar a lo largo de toda la serie analizada desde 2015. Sin embargo, al distinguir por origen, en 2024 el 89% de los volúmenes nacionales se destinaron al abasto, mientras que para la carne de origen importado este porcentaje fue de aproximadamente un 61%. Es relevante destacar que el destino abasto para la carne importada ha mostrado un crecimiento sostenido, partiendo de apenas un 17,3% en 2015.

Las variaciones de precios al público de las carnes en términos nominales mostraron una tendencia general al alza acumulada a diciembre de 2024 para todas las especies. La carne ovina registró la mayor variación acumulada nominal con un 19%, seguida por la bovina (9,1%), aviar (7,1%) y porcina (4,8%). En términos reales, descontando el efecto del IPC (que fue del 5,5% acumulado a diciembre de 2024), las variaciones acumuladas también mostraron aumentos en todas las especies, excepto en la porcina, donde se observó cierta disminución real.

El comportamiento interanual de los precios nominales en 2024 muestra que los índices de la carne bovina y ovina mantuvieron disminuciones interanuales durante gran parte del año, aunque el precio de la carne ovina mostró aumentos significativos en los dos últimos meses. El precio de la carne porcina predominó con leves disminuciones interanuales, finalizando el año con ciertas alzas. Los precios de la carne aviar comenzaron el año con variaciones interanuales al alza, luego mostraron estabilidad y culminaron el año registrando alzas. En términos reales, las variaciones interanuales de los precios fueron a la baja en casi todos los meses y para casi todas las especies, con la notable excepción de la carne ovina que tuvo un aumento pronunciado en diciembre.

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