La raza Shorthorn, la más antigua del país, tuvo su jura en el Prado con seis ejemplares de cuatro cabañas, aunque la muestra quedó reducida debido a que siete animales no superaron la admisión sanitaria. El jurado Guillermo Zerbino destacó que los animales presentados eran buenos en términos generales, aunque algo desparejos, y valoró especialmente al Gran Campeón Macho, un toro de dos años de cabaña La Loma Sociedad Ganadera de Salto, con genética importada y gran desarrollo corporal. La Gran Campeona Hembra fue una ternera intermedia de 423 kilos de cabaña Pirarajá de Horacio Acosta, reconocida por su conformación y biotipo.
Rodolfo Lúgaro, presidente de la Sociedad de Criadores de Shorthorn, lamentó la merma en la participación, pero resaltó que la muestra representó lo que busca la raza: animales más modernos, carnudos y adaptados. Recordó además que el Shorthorn fue la primera raza en abrir el registro genealógico en Uruguay y Argentina, lo que le otorga una gran variabilidad genética. Con premios también para cabañas Santa Magdalena y Santa María, la presencia de la raza en el Prado reafirmó su vigencia y su aporte histórico a la ganadería nacional.
El Senepol regresó al Prado
Tras dos años de ausencia, la raza Senepol regresó al Prado con la cabaña La Palabra de Raúl Zabala, que presentó cuatro ejemplares: dos machos y dos hembras. En hembras, la definición fue muy ajustada, ya que apenas tres kilos separaron a las vaquillonas finalistas, imponiéndose la campeona por su belleza racial, feminidad, pelaje y docilidad, característica central en la raza. En machos, el Gran Campeón destacó por su tren delantero, longitud y profundidad corporal, además de un buen desplazamiento, mientras que el reservado fue valorado pero considerado menos armónico en su conjunto.
Zabala celebró este retorno al Prado, recordando que “cuando conocí el Senepol me convenció su rusticidad: es un animal duro, come lo que venga, incluso cardo, y en sequía se mantiene bien”. Reconoció las dificultades para mantener la raza en Uruguay, pero aseguró que “vale la pena” y auguró un futuro de crecimiento. El criador adelantó que en la próxima edición estarán presentes con toros más desarrollados, acompañando el interés creciente de los productores por esta genética adaptada a condiciones exigentes.