Con más de tres décadas de participación continua en la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA), el Dr. Jorge Bonino, en diálogo con el programa Actualidad Agropecuaria de Paysandú, fue categórico respecto a la vacunación contra la fiebre aftosa en el país, “estoy totalmente convencido de que tenemos que seguir usando esa herramienta”. Reconoce que el tema debe ser evaluado con profundidad, pero insiste en que no debe dejarse de lado. “Hoy la prioridad es la garrapata, eso está claro. Pero no debemos olvidarnos de otras campañas como la de la aftosa”, indicó.

Argumenta que Uruguay ha desarrollado una política sanitaria seria, que no debe ponerse en riesgo con decisiones apresuradas. “Tenemos muy buenas vacunas, un sistema de control ejemplar y una vigilancia epidemiológica activa. Todo eso se complementa con la vacuna, que nos da un seguro, una tranquilidad”.

Bonino recordó que las consecuencias del último foco de aftosa en el país. “Le costó 720 millones de dólares a Uruguay. Con eso, vacunábamos durante 70 años. Pensalo. El costo de la vacuna es ridículo comparado con el daño de un brote”. Y enfatizó que “no hay vacuna que proteja el 100%, menos si se la deja sola. Pero su relación costo-beneficio es insuperable”.

En cuanto al impacto en los mercados, Bonino señala que la vacunación no interfiere con el acceso internacional, salvo en casos puntuales. “Es verdad que en los acuerdos comerciales surge la pregunta de si vacunamos, y hay países que aún no han actualizado sus reglamentos. Pero Uruguay logró exportar carne ovina con hueso, incluso la lengua, y eso demuestra el reconocimiento internacional que tenemos”.

Para ilustrar su postura, menciona un caso reciente: “Canadá, que lleva 71 o 72 años sin aftosa, acaba de decidir instalar un banco propio de vacunas, a pesar de que ya tiene reservas en Estados Unidos. ¿Qué te está indicando eso? Que tenemos que ajironarnos a un mundo volátil, cambiante, y no quedarnos quietos”.

Bonino considera que Uruguay cuenta con condiciones favorables para sostener su estatus sanitario, pero no debe subestimar los riesgos. “Tenemos vigilancia, planes de contingencia, servicios veterinarios dedicados, y un productor que participa activamente. Todo es mejorable, pero lo hacemos bien. Muy bien”.

Asegura que la vacunación no debe verse como una debilidad, sino como una herramienta más dentro de un sistema integral de prevención. “No se trata de vacunar por vacunar. Se trata de usar todas las herramientas disponibles con inteligencia y visión de futuro”.

Además, valora el marco institucional del país: “Uruguay tiene una estructura sanitaria confiable, con articulación público-privada y un fuerte sentido de responsabilidad técnica. Si nuestras autoridades desean revisar el rumbo, ahí estaremos para colaborar. Pero con realismo y sin apresuramientos”.

En tiempos donde algunos países de la región avanzan hacia nuevas estrategias, su mensaje es claro: la vacunación contra la fiebre aftosa sigue siendo un escudo fundamental para proteger al país, sus animales y sus mercados. Como él mismo afirma: “Es un seguro. Y no podemos darnos el lujo de perderlo”.

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